Arianismo
El Arianismo se desarrolló alrededor de del año 320 después de Cristo en Alejandría, Egipto. Su nombre se debe a Ario, su principal defensor. Debido a sus doctrinas Ario fue enviado al exilio a Iliria en el año 325 después de que el Concilio Ecuménico de Nicea declarara sus enseñanzas como heréticas. De las herejías que nacieron en los primeros siglos de la historia de la Iglesia, el Arianismo fue el que consiguió conquistar mayor cantidad de adeptos. Algunos dicen que casi destrona la doctrina sostenida como ortodoxa por la iglesia tradicional.
Ario enseñó que solamente Dios el Padre era eterno y que Él era demasiado puro e infinito para aparecer en la tierra. Por lo tanto, Dios produjo a Cristo, el Hijo, de la nada como el primero y mayor de todo lo creado. De acuerdo con esta herejía, el Hijo fue quien creó el Universo. Sin embargo, a la relación entre el Hijo y el Padre no era la misma en naturaleza. No ambos eran divinos. Pero Dios había decidido adoptar a su creación como a su Hijo. Pero que aunque el Hijo había sido una creación, debido a su gran posición de autoridad, él era digno de ser adorado y mirado como si fuera Dios mismo. Algunos Arrianos hasta llegaban al punto de sostener que el Espíritu Santo había sido la primera y mayor creación del Hijo. Pero al sostener que Jesús había sido creado, y a la vez instar a su adoración, los Arrianos pecaban de idólatras.
Pelagianismo:
Su fundador fue Pelagio y su
doctrina enseñaba que el pecado de Adán no estorbaba al hombre para cumplir la voluntad
de Dios. Negaba el "pecado original" así como la culpa que se derivaron el ese pecado.
Negaba que Adán transmitiera a la humanidad ningún legado de culpa o contaminación