La Crisis Del III siglo
El tercer siglo ve a Roma en una gravísima crisis. Lasrelaciones entre cristianos e imperio romano se invierten (auncuando no todos lo perciben). La gran crisis es así descrita por el historiador griegoHerodiano: «En los 200 años anteriores, no hubo nunca unsucederse tan frecuente de soberanos, ni tantas guerras civilesy guerras contra los pueblos limítrofes, ni tantos movimientosde pueblos.Hubo una cantidad incalculable de asaltos a ciudades en elinterior del imperio y en muchos países bárbaros, de terremotosy pestilencias, de reyes y usurpadores. Algunos de ellosejercieron el mando largo tiempo, otros tuvieron el poder porbrevísimo tiempo. Alguno, proclamado emperador y honrado comotal, duró un solo día y en seguida terminó». El imperio romano se había extendido poco a poco con laconquista de nuevas provincias. Esta continua conquista habíapermitido la explotación de siempre nuevas tierras (Egipto erael granero de Roma, España y la Galia su viñedo y olivar). Romase había adueñado de siempre nuevas minas (Dacia había sidoconquistada por sus minas de oro). Las guerras de conquistahabían procurado turbas inmensas de esclavos (los prisioneros deguerra), mano de obra gratuita.
garantizadas por el Estado se vienen abajo. Ahora son losgentiles quienes se vuelven «irracionales», y confían no ya enel orden imperial, sino en la protección de las divinidades másmisteriosas y raras. Sobre el Quirinal se levanta un templo a ladiosa egipcia Isis, el emperador Heliogábalo impone la adoracióndel dios Sol, la gente recurre a ritos mágicos para tener lejosla peste. Y sin embargo también en el tercer siglo hay años deterrible persecución contra los cristianos. No ya en nombre desu «irracionalidad» (en un mar de gente que se entrega a ritosmágicos, el cristianismo es ahora el único sistema racional),sino en nombre de la renacida limpieza étnica. Muchosemperadores (por más que sean bárbaros de nacimiento) ven en elretorno a la unidad centralizada el único camino de salvación. Y decretan la extinción de los cristianos cada vez másnumerosos para arrojar fuera de la etnia romana este «cuerpoextraño» que se presenta cada vez más como una etnia nueva,pronta a sustituir el imperio fundado sobre las armas, larapiña, la violencia.
El edicto De Milan:
Fue promulgado en la ciudad de Milán en el año 313 por Constantino, emperador de Occidente, y Licinio, uno de los Césares de Oriente. Por él se concedió plena libertad de culto a los cristianos, se instauró como día de culto al domingo y se ordenó que se restituyeran los templos y bienes confiscados por el Imperio, pero no a los particulares sino a la sociedad cristiana, es decir a la Iglesia. Constituyó un cambio radical con la política de persecución de los emperadores anteriores y sentó las bases para la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano en 380. Por ello a veces se llama a su promulgación la «Paz de la Iglesia
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